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Curo Art

Andrea Ragni

Por Nadja Bayer


Década de los 90s, mientras Chile construye su 1º década de vuelta a la democracia, en las artes visuales, una generación poco estudiada por la historia del arte, y que la curadora cubana Dermis León rescató en una exposición a la que tituló “Los dominios perdidos” citando el título del libro de Jorge Teillier de 1963, ocupaba la escena. 

Entre estos artistas encontramos a Carlos Araya, “Carlanga”; Ciro Beltrán, Víctor Hugo Bravo, Rodrigo Cabezas, Arturo Duclos, Coco González Lohse, Klaudia Kemper, Sebastián Leyton, Claudia Peña, Malú Stewart, Mario Soro, Bruna Truffa, Marcela Trujillo, Alicia Villarreal, Enrique Zamudio y Paula Zegers.

 Es en ese escenario que Andrea Ragni, creadora, curiosa, artista chilena presente en Curo Art, se inicia en el mundo del arte, aunque ella prefiere definirse como exploradora.


 



Andrea pertenece a una generación que vivió uno de los tránsitos de lo análogo a lo digital, escuchó el sonido del modem mientras se conectaba a internet, que usaban telefonía fija, tenían que esperar horas eternas el rendereado de imágenes 3D, usaban el scanner para fotografiar partes del cuerpo, que veían películas en cintas VHS, etc. 

De niña se entretuvo pintando, dibujando y construyendo objetos con ramas de sauce y escribiendo poesía. Más tarde estudió arte en Uruguay donde trabajó también con cerámicas y patronaje, para luego estudiar Licenciatura en Bellas Artes en la Universidad de Arte y Ciencias Sociales (ARCIS).

Aprendiendo sobre los diferentes movimientos de la historia de arte y el desarrollo de este a través de la tecnología, su interés por las matemáticas la llevó hacia lo digital. 

Muchos de nosotros hemos soñado con desarrollar una habilidad que nos es lejana o difícil, pocos de nosotros lo intentamos. Andrea es parte de quienes lo intentan. Fue así que finalizando la universidad, comenzaron sus incursiones colaborativas en lo digital, con amigos ingenieros de la Universidad de Chile. 

Realizaban dibujos trazando líneas de color verde con puntos negros para dar forma a sus ideas, luego grabar la pantalla y pasarlo a VHS.

En 1996 Andrea obtuvo una beca Full Bright para presentar una idea en Bariloche, en la isla Rockefeller, junto a un grupo de profesores de Arte del MIT y artistas provenientes de distintos países, que ya en esos años realizaban arte con realidad virtual.

Desde entonces ha seguido estudiando y experimentando con distintas metodologías, softwares y plataformas asociados al diseño, el marketing y publicidad, realidad aumentada, motores de juego UNREAL y otros. 

-¿Cómo te iniciaste en la inteligencia artificial? 

Comencé a encontrarme en redes con algunos papers sobre Machine Learning y a estudiar, por ahí encontré algunos modelos text to image para explorar. 

El aprendizaje automático es una rama de la inteligencia artificial (IA) y la informática que se centra en el uso de datos y algoritmos para imitar la forma en que aprenden los humanos, mejorando gradualmente su precisión.

-¿Qué te parece el interés que está despertando el arte digital actualmente?

“Quizás las personas que no han estado involucradas a lo digital, les suena muy nuevo todo esto de los NFT, el metaverso, etc., pero no lo es, es parte de un continuo. 

Quizás existe mucho de hype y una falta de información importante, unida a esta creencia de que es un fenómeno nuevo, pese a que surge en los años 50- 60 junto con los computadores.

-¿Qué opinas del temor a la inteligencia artificial?

Todos los cambios en la historia producen algo o mucho temor, pero creo, estamos en un momento en donde el desarrollo de la Inteligencia artificial en tantos ámbitos positivos es realmente maravilloso y fascinante. Solo sé que la velocidad con que avanza es un poco vertiginosa… ojalá podamos ser tan veloces nosotros para alcanzarla y se convierta en una amiga saludable en nuestra vida cotidiana. Respecto del arte imagino será parte de la exploración natural humana lo que no significa que otros talentos desaparezcan.

-¿Por qué crees que no impactó antes en Chile?

Quizás es más interesante pensar en la forma en que está impactando hoy, en como artistas jóvenes y no tanto crean comunidades más participativas en torno a lo digital. 

-¿Qué sientes que sería un aporte para ir más allá en tu exploración?

Sería interesante participar en una instancia más colaborativa probablemente con profesionales de otras áreas, explorando de esa forma un aprendizaje y crecimiento común. 

-¿Cómo te comunicas con la máquina para que te entregue el resultado que quieres? 

Conseguir un resultado que me encante requiere como en el ámbito humano ¨conocer al otro¨ en el caso de la máquina, conocer el modelo que voy a usar, descubrir las diferencias con otros modelos, construir una relación semántica. Ante un modelo nuevo, exploro con ideas anteriores para descubrir esas diferencias, juego un poco con el lenguaje para observar sus respuestas y a través de ese texto descriptivo que se configura, se llega a un punto álgido en el cual obtengo a veces en forma caótica, otras inacabada y siempre imperfecta… un resultado que se ¨conecta con lo que quiero¨, con el estilo de luces, ambiente, texturas, que simulan un estado propio de emoción, belleza, dolor, alegría, un concepto, etc. –

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