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Curo Art

Más Pros que Contras

Por Nadja Bayer

Las personas parecemos agradecer ese lado de la tecnología que nos ahorra tiempo en trabajos cotidianos, que resuelve problemas. Pero si la tecnología se mete con la entretención, la creatividad y el arte, ya vamos escuchando una serie de grandes discursos en pro y en contra.

¿Por qué incomoda el arte digital?

¿Acaso el arte digital debe pasar por la hoguera a lo Juana de Arco o como los discos de los Beatles en 1966?

 

He escuchado críticas sobre lo fácil que es crear arte con la ayuda de los software, que los artistas digitales no poseen la maestría de los clásicos. Y no puedo sino estar en desacuerdo. 

Las herramientas de creación digital ofrecen un conjunto de funciones personalizadas y lógicas, interactúan con una amplia gama de dispositivos de control o comandos – desde pantallas táctiles, el clásico mouse, hasta entradas gestuales-. También permiten crear comandos personalizados. Algunos software permiten proteger los archivos creados y los componentes, asegurando la privacidad de tu trabajo.

Como podrás deducir, de igual manera que un artista del renacimiento, se necesita talento, ingenio, estudio y práctica para usarlas.

Cuando nos enfrentamos a un proceso creativo, no hay reglas que seguir obligadamente, sino tomar decisiones concienzudamente. 

 

 

Y aunque no podamos tener certeza del lugar exacto donde nos llevarán esas decisiones, es saludable hacerse preguntas para crear un punto de partida más consciente ante el proceso del cambio de matriz tecnológica y productiva que estamos creando en estos momentos. 

 

Sólo pretendo que nos tomemos tiempo antes de emitir juicios, polarizar opiniones y desatar las predicciones del fin del mundo.

Lo atractivo del arte físico es que su materialidad nos remite a una experiencia tanto táctil como del resto de los sentidos. A través de la observación de una obra de arte, los materiales y técnicas utilizadas transmiten información de volumen, distancia, temperatura, textura, densidad, junto a otras directamente ligadas a su fuente. Esta conexión directa nos permite establecer una relación sensual, emocional con el arte.

El arte digital, por su exploración nativa de los conceptos abstractos, puede llevar al espectador a experiencias más cercanas al imaginario del artista. Desde su espectacular paleta de colores con capacidad de integrar color y fuente lumínica, pasando por software 2D y 3D de ilustración, pintura o diseño gráfico, por nombrar algunos, pasando por el arte digital multimedia y sus numerosas posibilidades combinadas de sonido, texto, video, entre otras. Hasta la realidad aumentada (RA) y realidad virtual (RV) que pueden integrarse con el espacio real del espectador, ampliando su imaginación y creando una interacción directa entre el espectador y la obra.

La particular expresión de exclusividad y autenticidad del arte físico, son otro aspecto cautivador. Las piezas de arte físico suelen ser únicas y se consideran originales, lo que les otorga un valor especial, un verdadero tesoro. Los coleccionistas y amantes del arte aprecian la idea de poseer algo tangible y único, algo que no puede ser replicado ni reemplazado.

El arte digital ha solucionado y mejorado las expresiones de exclusividad y autenticidad bajo definiciones técnicas y específicas propias. Gracias a los NFT, que registran, para este caso una pieza de arte, en una cadena de información (fecha de creación, autor, dispositivo de origen, software usados y otras por el estilo) de bloques inviolables, bienes no fungibles, es decir, bienes no sustituibles, originales, fusionando la pieza de arte digital con su certificado de autenticidad, algo así como si La Gioconda tuviera la firma de Leonardo Da Vinci, más su huella digital, el timbre oficial de la ciudad donde fue pintada, la fecha de su creación y los materiales usados para su creación.

Muchas obras de arte físico han adquirido, a lo largo de la historia, un valor intrínseco como testimonios tangibles del pasado. Como las enormes esculturas de piedra, los Moai, creadas entre los siglos X y XVI en la Isla Rapa Nui en el Pacífico Sur. Su valor histórico y cultural nos permite conectar, comprender diferentes culturas, conocer la evolución de las expresiones artísticas a lo largo del tiempo y apreciar la variedad de identidades culturales. 

La importancia histórica y cultural del arte digital es que ha adoptado las tecnologías, experimentando junto a ellas casi desde su nacimiento. Algunos opinan que nace junto con la creación de los primeros computadores a inicios de la segunda mitad del siglo XX. 

Existe catálogo de una 1ª exposición de arte digital en 1953, cuando Benjamin Laposky exhibió cincuenta imágenes que llamó «Oscillons» (diseños de oscilogramas) en el Museo Sanford en Cherokee, Iowa. 

Y no es extraño que si la 1ª exhibición registrada fue a inicios de los 50s, esto haya comenzado años antes.

En esta historia de unos 70 u 80 años, se ha nombrado la existencia de un “padre del arte generado por computador”, el estadounidense, profesor de educación artística y ciencias informáticas del estado de Ohio, Charles “Chuck” Csuri; y entre las mujeres pioneras se encuentra Lillian Schwartz, quien comenzó un poco antes en los 60s trabajando con luces, collages, cajas de luz, móviles electrónicos, imágenes plásticas a través del cambio de composición química y luego una pieza compleja en MOMA en 1968, donde desarrolló programas, filtros especiales de color y técnicas de edición entre otras.

Y ellos son solo un punto en el “mainstream” de la historia del arte digital. 

El arte digital nos ha empujado hacia la democratización del arte, apoyándose en las plataformas en línea, los artistas pueden compartir su trabajo con audiencias globales en cuestión de segundos. Las redes sociales, los sitios web de arte y las galerías virtuales ofrecen una visibilidad sin precedentes, permitiendo a los artistas alcanzar un público mucho más amplio. Aumentando las oportunidades de venta, la posibilidad de establecer contactos con otros profesionales del arte. 

Esta democratización nos ha hecho repensar nuestra creatividad. Ha dado nacimiento a iniciativas como TeamLab, grupo creativo colaborativo e interdisciplinario, fundado el 2001, integrado por artistas, programadores, ingenieros, animadores CG, matemáticos, arquitectos, diseñadores y editores gráficos web e impresos, que a través de la creatividad cruzan arte, ciencia y tecnología.

El arte digital ha desafiado las convenciones de culto tradicionales del arte y la sociedad. Aborda temas como la relación entre humanos y tecnología, la creación de identidades digitales, la influencia de los medios de comunicación, de las redes sociales, y la manipulación de la información. A través de estas exploraciones, el arte digital se convierte en un testimonio histórico de nuestra era tecnológica, sus implicaciones, de cómo esta ampliación de nuestras capacidades creativas y sus proyecciones han redefinido la práctica artística y la vida de los artistas y la de todos.

Y lo que me parece más importante en este momento que vivimos, es reconocer que desde hace mucho tiempo arte físico y arte digital son un matrimonio, el uno para el otro. El registro digital del arte físico, es la forma gracias a la cual muchos niños conocen a la Gioconda de forma más cercana y masiva que las generaciones anteriores que lo hicieron de la mano de la fotografía y la impresión. Hoy de forma más accesible y fiel a sus originales, podemos conocer obras de arte, que por su lejanía o su condición de colección privada no podríamos disfrutar de otra manera. Es esta una cualidad integradora hermosa que cultiva el arte digital y Curo Art.

 

 

 

 

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