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Curo Art

Esto ya pasó antes

Por Nadja Bayer

No es algo que nunca hayamos vivido como humanidad. A lo largo de su historia, el arte ha evolucionado, adoptado y adaptado las nuevas tecnologías disponibles y sus posibilidades creativas. 

Desde el papel, cuya invención es atribuida por algunas fuentes históricas a Ts’ai Lun, un consejero de la corte imperial china, quien en el año 105 d.C. comenzó a hacer hojas de papel usando jirones de tela gastada, corteza de árbol y redes de pesca; pasando por la supuesta oscuridad de la Edad Media, donde el desarrollo de la industria del vidrio produce vitrales en las catedrales que aún son un espectáculo, como el Rosetón Sur de la catedral de Notre-Dame de París, con casi trece metros de diámetro y colores de una rara intensidad, ofrendado por el rey San Luis en el siglo XIII,  para luego en 1826, en su casa de Saint Loup de Varennes, el científico Nicéphore Niépce, revistiendo una placa de peltre con betún de Judea, un reactivo químico que cambia de aspecto si se expone a la luz, realiza la primera fotografía conocida en el mundo. Dejó su cámara en un trípode durante 8 horas para obtener esta imagen: una vista desde la ventana de su habitación. Bautizó su invento “heliografía” que en griego significa “escribir por el sol”. La palabra fotografía, «escribir con luz» aparece un poco más tarde, a partir de la década de 1830.

Y es que no creo ser el único ser humano que nota que sin el vidrio no hay lente, sin el lente no hay fotografía y sin fotografía no hay cine, por ejemplo. No creo habitar la soledad cuando pienso, esto ha pasado antes una y otra vez.

Si miramos nuestro pasado, podemos encontrar paralelismos entre el surgimiento del arte digital y otras tecnologías que inicialmente fueron desafiadas, consideradas como amenazas al concepto de arte de la época. Sin embargo, con el paso del tiempo, se demostró que estas tecnologías podían complementar y enriquecer el hacer y la experiencia artística, permitiendo nuevas formas de narración visual, capturando momentos efímeros de manera sorprendente.

Al igual que en el pasado, el arte digital y otras formas de arte basadas en la tecnología pueden ser inicialmente cuestionados, pero es a través del diálogo, la experimentación y la apertura a nuevas posibilidades que podemos descubrir su verdadero potencial y valor.

La valoración del arte es un proceso intrincado, estrechamente ligado al espectador y al contexto en el que se crea. A menudo, el valor de una obra de arte no se establece de inmediato, se construye a lo largo del tiempo. El arte se valora en la mirada y el aprecio del espectador, en su capacidad para evocar emociones y provocar reflexiones. Es un proceso en constante evolución que se nutre de la interacción entre el creador, la obra y aquellos que la contemplan.

No puedo dejar de preguntarme si nuestras reflexiones o acciones siguen siendo las de los oscurantistas cazadores de brujas.

En el contexto actual, donde la tecnología desempeña un papel fundamental en nuestras vidas, el arte digital y cualquier expresión artística que pueda circular por medios digitales, registrado como un NFT, han surgido como una forma innovadora de crear y apreciar el arte. 

Su creciente popularidad ha llevado a una mayor visibilidad y reconocimiento tanto a artistas reconocidos por su trayectoria, como el argentino José Delbo, creador de superhéroes que incursiona con NFTs en la blockchain o Kevin McCoy, considerado el primer artista NFT por su obra “Quantum”, minteada en Namecoin blockchain el 2014, así como también artistas emergentes alrededor del globo.

Existen artistas de muy diferentes generaciones, experimentando con nuevas formas de expresión y utilizando el arte digital como una herramienta para difundir su trabajo más allá de lo alternativo.

¿No es eso acaso lo que necesitamos? 

Lo maravilloso del arte es la posibilidad de la expresión pura de los sentimientos, ideas y emociones de las personas a través de la creación y, en este caso, la tecnología nos acerca esa posibilidad. 

El arte digital con registro NFT ofrece una plataforma para que los artistas plasmen su visión única, compartan su obra de manera inmediata y global asegurando la autoría de cada una de sus piezas.

No queremos aún más arte en nuestra vida?

El temor a lo desconocido, la incomodidad, son parte del proceso, también lo es el paso del tiempo para la valoración. En cuanto al patrón del proceso … pienso que eso ya pasó antes.

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